Hoy vamos a hablar de los beneficios psicológicos de hacer ejercicio. Y es que, todo el mundo sabe de los beneficios físicos que aporta el deporte pero son casi más importantes los beneficios psicológicos que nos ofrece.
Sabemos que el ejercicio nos fortalece físicamente, ayuda a prevenir muchas enfermedades y en otros casos inclusive ayuda a tratarlas. Pero, ¿ocurre lo mismo con la salud mental?
Pues sí, porque el ejercicio físico aporta innumerables beneficios psicológicos. Mejora nuestras funciones mentales, nuestra autonomía, la autoestima y nuestra sensación subjetiva de bienestar y felicidad. Como consecuencia de los numerosos beneficios psicológicos, cada vez son más los tratamientos que lo incluyen como algo indispensable.
Son muchos los beneficios psicológicos de hacer ejercicio:
Previene enfermedades cognitivas
Si procuramos que nuestro cerebro se encuentre continuamente estimulado conseguimos, a largo plazo, que no se atrofie. Y es que esta actividad trae consigo la ventaja de prevenir enfermedades degenerativas como algunas demencias.

Aumenta el rendimiento cerebral
El ejercicio tiene el poder de producir más y mejores conexiones entre nuestras neuronas. Retrasa el normal y progresivo deterioro de la memoria, y mejora la capacidad de aprendizaje.
Mejora la autoestima
El ejercicio físico facilita que nos sintamos mejor con nosotros mismos. Mentalmente nos dota de validez, de capacidad para trabajar y perseguir una meta, y de mejorar nuestra percepción.
Al aumentar la confianza en nosotros mismos nos predispone mejor para el contacto social. Nos sentimos dotados de mejores “herramientas” y, gracias a ello, podemos disfrutar más con la interacción social.

Sensación de mejor control
Cuando movilizamos nuestras acciones para llegar a una meta y establecemos unos hábitos, ganamos en sensación de control. Adquirimos responsabilidad sobre nuestras acciones y vemos los resultados.
El ejercicio y el deporte logran estos beneficios psicológicos.
Aumenta la felicidad
La producción de endorfinas es el efecto más directo sobre nuestro bienestar.
Este neurotransmisor reduce el dolor y genera sensaciones estables de mayor felicidad. Además incrementa la sensación de “liberación” y ayuda a reducir el estrés.
En definitiva, que hay que dejar de pensar en el ejercicio como algo únicamente físico.
Hablamos de salud integral. Y sin duda, esto es algo que nunca estará contraindicado.
Ahora sólo falta buscar el tipo de ejercicio que te motive para no dejarlo nunca y.. ¡A disfrutar!

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