¡Y yo soy, Javi!
Y tengo que admitirte que tengo un defecto.
No sé si es importante o no, pero para mí es curioso.
La verdad es que… a veces me paso de espontáneo.
De vez en cuando, en mis grabaciones me vengo tan arriba animando, que con el vozarrón que tengo doy buenos sustos.
No sé qué pensarán mis vecinos de mis decibelios de voz.
Otras veces, estoy tan a gusto haciendo ejercicio que hasta se me olvida que tengo una cámara delante.
Entonces, suelto alguna parida de las mías o me pongo a bailar, aún sabiendo que lo hago tremendamente mal.